Al cumplirse dos años del inicio del conflicto en Ucrania, el presidente Volodimir Zelensky, acompañado de líderes occidentales, reafirmó su compromiso de vencer a las fuerzas rusas. En un acto en Hostomel, cerca de Kiev, Zelensky se mostró desafiante, asegurando que Ucrania triunfará y que la guerra debe concluir en términos favorables para su nación. Esta declaración se produce en un contexto de avances militares rusos y una percepción de disminución en el apoyo de sus aliados occidentales.
La presencia de figuras como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y los primeros ministros de Canadá, Italia y Bélgica en Kiev subraya la solidaridad internacional con Ucrania, a pesar de los desafíos en la entrega de ayuda militar y económica. La UE y Estados Unidos enfrentan obstáculos internos para mantener su asistencia, mientras el Reino Unido anuncia nuevos paquetes de apoyo.
Rusia, por su parte, continúa sus operaciones militares, reclamando victorias en el frente y aumentando sus tropas, según declaraciones del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. Mientras tanto, la represión interna en Rusia contra voces disidentes y la detención de periodistas y esposas de soldados destacan la intensificación de la censura y el control estatal.
Las sanciones internacionales contra Rusia han aislado aún más al país, con figuras clave del gobierno ruso prometiendo venganza contra estas medidas. Este panorama complejo subraya la resiliencia de Ucrania frente a un adversario formidable y la importancia crítica del apoyo continuo de Occidente para determinar el futuro del conflicto.