El reciente anuncio del Gobierno sobre medidas que afectan las importaciones ha generado una serie de cuestionamientos e inquietudes en el sector privado. Además de las críticas por la mayor presión tributaria que implican, las medidas han dejado varias incertidumbres sobre su aplicación y qué sectores se verán afectados. Entre las medidas, se establece un impuesto PAIS del 7,5% para las importaciones de bienes y del 25% para los servicios. Sin embargo, aún no se han definido claramente las excepciones a este impuesto, lo que ha incrementado el malestar corporativo.
El Gobierno ha prometido una pronta reglamentación de los aspectos pendientes, pero aún no hay fecha específica para ello. La falta de claridad en la lista de productos exentos del impuesto ha llevado a que las empresas cuestionen la medida y expresen su preocupación sobre el aumento de impuestos en medio de la situación económica actual.
Otro punto de controversia es la retroactividad de la norma, ya que las importaciones que ya han sido realizadas deberían pagar el impuesto una vez que se haga el pago, lo que puede generar dificultades para las empresas al no haber considerado este costo en el precio del producto. La situación de incertidumbre y la falta de un plan económico creíble han llevado a que el sector empresarial esté preocupado por las implicaciones a largo plazo de estas medidas en la economía del país. Algunos sectores agradecen que las medidas no sean más drásticas, pero temen que puedan persistir incluso después de una eventual devaluación.