Japón comienza a verter agua tratada de Fukushima al mar, provocando protestas y reacciones internacionales. China y Hong Kong imponen restricciones a las importaciones alimentarias japonesas en respuesta.
Hechos Principales:
- Japón anunció que comenzará a verter el agua residual de la central nuclear de Fukushima al mar a partir del jueves, desencadenando protestas y preocupaciones a nivel internacional.
- China convocó al embajador japonés en Beijing como señal de protesta, y estableció prohibiciones sobre la importación de productos alimentarios de diez prefecturas niponas.
- Se llevaron a cabo manifestaciones frente a la embajada japonesa en Seúl en rechazo a la decisión.
Antecedentes:
- En marzo de 2011, un masivo terremoto seguido de un tsunami devastó la central nuclear de Fukushima-Daiichi, resultando en uno de los peores desastres radioactivos.
- Desde entonces, más de 1,3 millones de toneladas de agua de refrigeración, mezclada con agua subterránea y lluvia, se ha acumulado en la central.
Perspectivas y respuestas:
- El gobierno japonés y TEPCO, el operador de la central, afirman que el agua, tras ser tratada, no representa un riesgo sanitario o medioambiental.
- La ONU respaldó el plan, mientras que Greenpeace denuncia fallos en el proceso de filtración y alerta sobre la dispersión de material radioactivo en el océano.
- Expertos, como Tony Hooker, consideran las preocupaciones como «alarmismo» y resaltan que sustancias como el tritio se han liberado por décadas sin impactos perjudiciales.
- Por otro lado, Corea del Sur muestra inquietud, con ciudadanos almacenando sal marina por temores a la contaminación.
Consecuencias económicas y comerciales:
- Además de las prohibiciones impuestas por China, Hong Kong, un gran mercado para exportaciones marítimas japonesas, también impondrá restricciones.
- Estas medidas preocupan a la industria pesquera de Japón, que comenzaba a recuperarse una década después del desastre nuclear.