El Ministerio de Economía de Argentina ha presentado el proyecto de presupuesto para el año 2024 en el Congreso, donde proyecta una inflación del 70%, que es la mitad de la cifra que se espera para el fin de 2023, y un tipo de cambio del dólar oficial a 600 pesos argentinos.
El presupuesto, presentado en un contexto electoral delicado y tras acordar con Javier Milei posponer la discusión hasta después de las elecciones, también anticipa una recuperación económica del 2.7% para 2024, recuperándose de una contracción del 2.5% estimada para 2023. La iniciativa espera que la recaudación fiscal se vea fortalecida por la recuperación de los derechos de exportación, que ya no estarán afectados por la sequía.
El gobierno considera que, bajo ciertas condiciones favorables y un manejo prudente de los gastos tributarios (que podrían reducirse en un 2% del PBI), es posible alcanzar un superávit y, consecuentemente, una desaceleración de los precios. Esta visión optimista se basa, en parte, en la posibilidad de tener un presupuesto equilibrado, que eliminaría la necesidad de financiamiento monetario del déficit.
A pesar de las proyecciones optimistas, el Ministerio reconoce que la economía está sujeta a fluctuaciones significativas debido al contexto electoral y los planes futuros no definidos. Además, se señala que la «brecha cambiaria» seguirá siendo un desafío, lo que requerirá una gestión cuidadosa del comercio exterior mediante el sistema de pago de importaciones SIRA y controles cambiarios.
El presupuesto de 2024 también busca abordar el gasto tributario, que representa una pérdida de recaudación del 4.72% del PBI. El gobierno propone eliminar algunos regímenes tributarios diferenciales para alcanzar más rápidamente un equilibrio fiscal. Dentro de estas exenciones tributarias que podrían eliminarse se encuentran las aplicables a los magistrados judiciales y ciertas alícuotas reducidas del IVA, entre otros, lo que podría representar una economía de 16,5 billones de pesos.
Finalmente, se subraya que para alcanzar un equilibrio primario, sería necesario un recorte real del 2% del producto en el gasto tributario total, lo que significaría un manejo prudente y estratégico de los diferentes ítems que componen este gasto.