En el Campeonato Mundial de Esgrima de la FIE, celebrado en Milán, Italia, se dio un controvertido episodio protagonizado por Olga Jarlan, una esgrimista ucraniana, y Anna Smirnova, una rival rusa registrada como Atleta Neutral Individual (AIN). Después de enfrentarse en las clasificatorias individuales, Jarlan derrotó a Smirnova, pero se negó a darle la mano como gesto de cortesía deportiva.
Esta negativa desató una protesta por parte de Smirnova, quien se negó a abandonar la pista durante casi una hora después del duelo. La actitud de Jarlan provocó su descalificación a pesar de su victoria en el combate. La descalificación fue calificada de «absolutamente escandalosa» por un asesor cercano al presidente ucraniano.
La Federación Ucraniana de Esgrima protestó contra la decisión de descalificación y solicitó la reintegración de Jarlan. Mientras tanto, el Comité Olímpico Internacional (COI) hizo un llamamiento a mostrar «sensibilidad» hacia los deportistas ucranianos.
El contexto de este enfrentamiento entre las esgrimistas tiene sus raíces en las tensiones políticas entre Ucrania y Rusia, con antecedentes de conflictos y disputas territoriales. El hecho de que Jarlan haya aceptado competir contra una atleta rusa bajo la bandera neutral y después se haya negado a estrecharle la mano, levanta debates sobre la diplomacia deportiva en medio de la situación política complicada entre ambos países.
Además, se menciona que previamente, las autoridades de Kiev habían permitido que los deportistas ucranianos compitieran contra atletas rusos o bielorrusos bajo bandera neutral, lo que sugiere que Ucrania podría no boicotear los Juegos Olímpicos de París 2024 en caso de que se autorice la participación de deportistas rusos o bielorrusos en esa edición.
