Durante la apertura del primer período ordinario de sesiones del Congreso, el presidente Javier Milei presentó un mensaje que resonó tanto por su firmeza como por su sensatez, marcando un punto de inflexión en la política argentina. Con un diagnóstico certero de la situación socioeconómica del país, Milei no solo identificó a los responsables de un largo historial de prácticas corruptas y fallidas, sino que también propuso un conjunto de reformas destinadas a revolucionar la gestión pública y poner fin a lo que describió como una «orgía» de gasto y emisión monetaria descontrolados.
La propuesta estrella de su discurso fue el Pacto de Mayo, una invitación a gobernadores y líderes políticos para unirse en un acuerdo refundacional en Córdoba el próximo 25 de mayo. Este pacto, compuesto por diez puntos fundamentales, busca generar un consenso amplio en torno a políticas que difícilmente encuentren oposición entre los argentinos preocupados por el futuro de su país.
En un tono didáctico, Milei delineó las consecuencias devastadoras de veinte años de políticas populistas, que no solo empujaron a millones fuera de la clase media sino que también incrementaron exponencialmente la pobreza y la inflación. Criticó duramente a la «casta» política por perpetuar un régimen de apartheid político, donde los privilegios se mantienen a costa del esfuerzo de los ciudadanos comunes.
La gestión de Milei ya ha mostrado signos positivos, con el primer superávit fiscal financiero en más de una década y una notable reducción del riesgo país. Además, anunció importantes reformas, incluyendo la eliminación de jubilaciones de privilegio, la penalización de la financiación fiscal mediante emisión monetaria, y una profunda reforma sindical que promueve elecciones libres y evita la perpetuación de sus líderes.
El Pacto de Mayo representa una oportunidad sin precedentes para establecer políticas de Estado sostenibles que puedan revertir décadas de atraso. Este llamado a la cooperación y el consenso, frente al habitual camino de la confrontación, subraya la necesidad de un cambio radical en la forma en que Argentina aborda sus desafíos más apremiantes. Con esta propuesta, Milei no solo busca dejar atrás un legado de fracaso, sino también abrir una nueva era de sensatez y colaboración en la política argentina.