La agenda política de Argentina esta semana ha estado marcada por la disolución del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y rumores sobre el posible destino similar para el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), generando debates y polémicas significativas.
El Ministerio de Justicia, liderado por Mariano Cúneo Libarona, anunció la disolución del INADI, integrando a la mayoría de sus empleados en una nueva dirección dedicada a la misma temática. Este movimiento es parte de una serie de reformas impulsadas por el gobierno, que busca reactivar la economía tras el fracaso legislativo de la Ley Ómnibus.
La atención se centra ahora en el INYM, tras declaraciones en TN por el periodista Jonatan Viale, quien sugirió que este organismo podría ser el próximo en desaparecer. La afirmación no fue desmentida por el diputado nacional libertario José Luis Espert, lo que alimentó especulaciones sobre la reducción de organismos descentralizados como parte de la agenda gubernamental.
La situación del INYM se complica aún más con la designación de Daniel Notta, vinculado al exgobernador Ramón Puerta, como presidente, una decisión que ha encontrado resistencia tanto en Misiones como en Corrientes. Las provincias productoras de yerba mate, fundamentales en la economía regional, buscan la «normalización» del instituto, pero se enfrentan a un escenario de indefiniciones y posibles cambios estructurales.
Este contexto refleja la tensión entre la necesidad de reformas estructurales en el Estado y la preservación de instituciones clave para sectores específicos de la economía. La disolución del INADI y la incertidumbre sobre el futuro del INYM ponen de manifiesto los desafíos que enfrenta el gobierno en su intento por implementar cambios profundos sin desencadenar conflictos sectoriales o institucionales.