El ciclón Daniel ha dejado un rastro de devastación en Libia, con un estimado de casi 10 mil personas desaparecidas según la Cruz Roja. La ciudad más afectada es Derna, donde se reportan al menos 2 mil fallecidos y un panorama de destrucción masiva debido a inundaciones causadas por lluvias torrenciales y la ruptura de represas. Se teme que el número de muertos aumente considerablemente en los próximos días.
Las autoridades locales y la Cruz Roja continúan las operaciones de rescate y recuperación, pero la magnitud de la tragedia ha superado la capacidad de respuesta local, por lo que se ha solicitado asistencia internacional. La situación se complica aún más por la inestabilidad política en Libia, un país dividido con dos administraciones rivales y una infraestructura deteriorada debido a años de conflicto.
Varias otras ciudades también han sido afectadas, con centenares de familias desplazadas que ahora buscan refugio en instalaciones gubernamentales. Además, la infraestructura crítica, incluidos los hospitales, ha sufrido daños significativos, lo que agrega urgencia a las labores de rescate y recuperación.
El suceso ha generado una respuesta significativa a nivel nacional e internacional. Diferentes gobiernos, incluyendo Egipto, Túnez y los Emiratos Árabes Unidos, han prometido enviar asistencia humanitaria y apoyo para las operaciones de búsqueda y rescate.
La crisis llega en un momento especialmente difícil para la región, que también está lidiando con las repercusiones de un terremoto devastador en Marruecos. La necesidad urgente es de intervención internacional coordinada para ayudar a Libia en este momento de emergencia.