A la fallida administración Alberto Fernández-Cristina Kirchner le quedan poco más de tres meses. No es la única efeméride: se cumplió un año del intento de asesinato de la vicepresidenta. Mientras tanto, Unión por la Patria y Juntos por el Cambio buscan cómo alcanzar al candidato libertario
Son 100 días que pueden ser nada o un montón. Cien días que le quedan al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. 100 días de un experimento político que, a fuerza de decepciones y fracasos, alumbró el fenómeno imparable de Javier Milei, el vencedor en simultáneo de los dos polos de la grieta.
Pocas fotos políticas envejecieron tan mal como las del 10 de diciembre de 2019. La sonrisa exultante de la recién asumida vicepresidenta, que sugiere una íntima redención. La imagen de un presidente que había llegado por una de esas carambolas que se dan en la Argentina. Y al costado, Mauricio Macri. Las últimas instantáneas de la grieta que el huracán libertario se llevó puesta. Por ahora.
Un dato le pone números a la dimensión del cambio: en las PASO del 19, las fórmulas Fernández-Fernández y Macri-Pichetto se habían llevado casi el 80% de los votos. Cuatro años después, esas dos coaliciones apenas superaron el 55%. Si bien los dos integrantes del binomio presidencial podían competir por un nuevo mandato, ambos decidieron no ser candidatos. Ni siquiera estar en las listas.
Los resultados del escrutinio provisorio confirmaron ayer que el ganador inapelable fue Milei, portaestandarte de una idea tan ajena como extravagante al sistema. Hace unos meses, en una charla, me dijo algo que todavía impresiona: “Soy un fundamentalista de la verdad. No soy un político de la casta, no especulo”. Con esa convicción planteó la libertad o nada. El individuo sobre el colectivo. El sujeto sobre la masa. La persona sobre el pueblo. La reivindicación sin grises del egoísmo capitalista. Un veneno efectivo contra décadas de progresismo.
Pero esta efeméride ocurre en simultáneo con otra que de algún modo pueden conectarse. Hace exactamente un año, Fernando Sabag Montiel le gatillaba un revólver a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Ese evento conmocionante, transmitido en vivo y en directo, todavía se sigue investigando. Sobran dudas y faltan certezas. Todavía no hay culpables.
El fallido magnicidio puso a la Argentina al borde de un abismo impensado e impensable. Pero escenificó la abrumadora fragilidad de un sistema político-institucional que no logró en 40 años de democracia garantizar la prosperidad, la seguridad, ni la vida a ninguno de sus integrantes. Ni siquiera a la persona políticamente más poderosa, que fue víctima de una agresión inédita y a la vez dramática.
Y mientras tanto
Los 100 días de gobierno y el año del intento de magnicidio se producen mientras la Argentina entra en la última curva antes de la recta final para las presidenciales del 22 de octubre. Terminó el amistoso de las PASO y ahora se pelea por los puntos. En los tres campamentos electorales hacen cuentas y mueven sus fichas. Ya quedaron atrás los ejercicios y tanto Milei, como Patricia Bullrich y Sergio Massa empiezan a mostrar las verdaderas cartas con las que van a jugar las manos de sus vidas.
Diego Reynoso, politólogo y director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés, resaltó en diálogo con Infobae que efectivamente en los últimos días se produjo “un ajuste de la estrategia, una calibración” del rumbo de las campañas de las tres fuerzas que encabezaron las preferencias electorales en las PASO.
El escrutinio definitivo que se conoció ayer confirmó las posiciones y corrigió de manera marginal los números. La Libertad Avanza de Milei obtuvo 29,86% (7.352.244 votos); Juntos por el Cambio, de Bullrich, sumó 28% (6.895.941 votos); y Unión por la Patria, de Sergio Massa, alcanzó 27,28% (6.719.042 votos).
Entre Milei y Bullrich, la diferencia es de 456.303 votos. Entre Bullrich y Massa, 176.899 votos. Y entre Milei y Massa, 633.202 votos. Son diferencias mínimas, exiguas, sobre un padrón total de 35.815.436 ciudadanos habilitados para votar. Pero hay que mirar también otra cuenta: fueron a las urnas 24.935.581 personas, por lo tanto casi 11 millones se ausentaron. Y de los que fueron, 1.660.000 votaron blanco o nulo y 745 mil eligieron precandidatos que no superaron las PASO.
En limpio: hay casi 13 millones de votos “vacantes”. 1 de cada 3 votos. El recuento confirmó que cada sufragio vale mucho más que antes. Mientras las diferencias entre candidatos fueron tan escasas, hay un mar de desencantados que no se sintieron interpelados.
Pero el escrutinio definitivo da una foto vieja, sepia. Es una instantánea de un tiempo que ya no existe. Una radiografía sin la devaluación del 22%, la disparada automática en los precios -sobre todo en alimentos- ni el envión que tienen todos los ganadores, ni los casos conmocionantes de inseguridad, como el asesinato del ingeniero Mariano Barbieri, un simpatizante de Milei que fue acuchillado en pleno barrio porteño de Palermo para robarle el celular.
La inseguridad es uno de los dramas que los analistas y consultores políticos miran con especial atención. De hecho, fuentes de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio reconocieron que el crimen de Morena Domínguez, la nena de 11 años asesinada en Lanús por motochorros que también le robaron el celular, tuvo un impacto en el clima social.
Tres tercios
En esa cancha embarrada empezaron a jugar Milei, Bullrich y Massa. Para Diego Reynoso, la dificultad mayor la tiene la candidata de Juntos por el Cambio, que queda en medio de dos polos y debe, al mismo tiempo, garantizarse retener todos los votos de su derrotado adversario, Horacio Rodríguez Larreta, y al mismo tiempo sumar.
Gustavo Córdoba, de Zuban Córdoba, me contó días atrás que no hay que perder de vista que muchos votantes de Juntos por el Cambio no suelen participar de las PASO. Es una conducta de un voto no peronista que se viene repitiendo desde que Néstor Kirchner instauró las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias.
Pero volviendo a Reynoso, el politólogo describió que “Milei empezó a volverse menos estridente e hiperinflacionario de propuestas” y que inició un camino de incipiente moderación. “No tiene propuestas moderadas, sino que moderó el tono en que enuncia las propuestas y está calibrando los tiempos y la velocidad de los cambios que plantea”, afirmó.
Para el director de la Encuesta de Satisfacción Política de la Universidad de San Andrés, el líder libertario “trata de volverse como una propuesta un poco más racional, porque habrán entendido que hay una proporción de electorado que quiere convencer que ya no es a los que convencieron en la primera etapa, de gente malhumorada”.
“Lo de Patricia Bullrich me parece lógico que haya elegido a Carlos Melconian como su ministro de Economía. Es una estrategia. Ella es una candidata que logró derrotar a alguien que era casi el futuro presidente, como Horacio Rodríguez Larreta. Ahora le toca jugar en un terreno muy complicado desde el punto de vista competitivo, porque no es discursivamente buena en el terreno económico y enfrenta a dos candidatos muy duchos, muy dotados, con mucho expertise en ese terreno”, explicó Reynoso.
Y completó: “Javier Milei es un economista teórico, no un economista empírico. Y Sergio Massa, si bien no es economista, es el ministro de Economía y empíricamente entiende qué está pasando. Bullrich no tiene ni una cosa ni la otra y y su formación además no está asociada a la economía. Traerlo a la escena a Melconian le permite tener a un jugador en ese escenario”.
Finalmente, destacó que “lo de Sergio Massa es un gran problema. Massa o cualquier candidato oficialista no tiene que proponer, sino mostrar desempeño. En cualquier democracia, el gobierno juega con lo que hizo y pone ad referéndum del electorado lo hecho”.
“Si cualquier gobierno lo hizo bien, no tiene nada que prometer. Dice ‘esta es nuestra obra, no elijas a otro’, y si lo hizo mal, tiene que mostrar una reinterpretación de lo hecho. Está claro que la insatisfacción es muy grande con el desempeño general del gobierno, pero eso no quita que Massa sea una excelente candidato y que muy probablemente esté haciendo malabares por mantener las cosas en un relativo no digo orden, pero si un relativo control. De una situación que de otra manera muy probablemente se hubiese desmadrado antes”, concluyó.
Fuente: Infobae