La ciudad libia de Derna ha sufrido inundaciones catastróficas tras ser golpeada por la tormenta mediterránea «Daniel». La devastación ha sido extremadamente grave, con más de 5,000 muertes confirmadas y se estima que el número pueda llegar a 20,000, según Abdul Rahum Maziq, director del Centro Médico Al-Bayda. Se reportan aproximadamente 10,000 personas desaparecidas y decenas de miles han perdido sus hogares.
La ciudad de Derna, la más afectada, ya había sufrido daños significativos debido a la guerra civil en Libia. Muchos edificios estaban en mal estado y la infraestructura estaba deteriorada, factores que contribuyeron a la magnitud de la tragedia cuando las presas colapsaron y un río inundó la ciudad tras las fuertes lluvias. La tormenta generó olas de hasta 7 metros de altura, llevando a una destrucción sin precedentes, con cuerpos encontrados tanto en tierra como en el mar. La ayuda humanitaria ha tenido problemas para llegar a Derna debido a las carreteras destrozadas y la situación desesperada está exacerbada por la falta de suministros básicos, como alimentos y agua potable.
El país está dividido entre dos facciones gubernamentales rivales, lo que ha resultado en una infraestructura desatendida en muchas áreas, elevando la vulnerabilidad de la región ante desastres naturales. La situación política también ha influenciado las respuestas a la tragedia, con debates sobre quién debería asumir la responsabilidad del desastre.
Países vecinos y otros a nivel internacional están enviando ayuda; Estados Unidos y Francia, por ejemplo, se han comprometido a enviar asistencia adicional y fondos de emergencia. La ciudad, que ha sido un foco de conflicto en los años posteriores a la revolución de 2011 que resultó en el derrocamiento del dictador Muammar Khadafy, se encuentra ahora ante un camino arduo hacia la recuperación. La comunidad internacional se está movilizando para brindar ayuda, pero la magnitud de la devastación plantea un largo proceso de recuperación y reconstrucción.