La relación entre el gobernador Axel Kicillof y La Cámpora muestra señales de distanciamiento, con gestos fríos y cruces verbales que marcan un realineamiento en el peronismo de Buenos Aires.
La política bonaerense se encuentra en un punto de inflexión. Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, ha experimentado una recepción fría en sus recientes visitas a municipios controlados por La Cámpora, la organización liderada por Máximo Kirchner. A pesar de las tensiones palpables, el equipo de Kicillof minimiza los conflictos, destacando los logros administrativos en lugar de los roces políticos.
El distanciamiento se hace más notable con declaraciones provocativas de aliados de Kicillof, que han criticado abiertamente a La Cámpora, marcando un evidente realineamiento dentro del peronismo. Los gestos adustos y la falta de aplausos en eventos recientes son solo la punta del iceberg de un desacuerdo más profundo sobre la dirección y el control dentro del partido.
Este clima de disensión apunta a un posible cambio en las alianzas y el poder dentro del peronismo, especialmente de cara a las elecciones de medio término de 2025 y las presidenciales de 2027. Mientras Kicillof busca consolidar su liderazgo y visión para la provincia, la firme base kirchnerista sigue siendo un actor clave que no puede ser ignorado.
Extracto: La creciente fricción entre Axel Kicillof y La Cámpora sugiere un inminente realineamiento en el peronismo de Buenos Aires, con posibles repercusiones en las próximas elecciones.