La Selección dio otro espectáculo en Lima: con Messi a pleno, jugando los 90′ y marcando los dos goles, ganó el cuarto partido al hilo y tiene puntaje perfecto.
El Estadio Nacional de Lima brama contra Juan Reynoso, pero qué va… Acaso el pedido de renuncia para el entrenador peruano venga por lo hecho (o no hecho) en los partidos anteriores… Porque el partido de este martes no fue medida, está fuera de parámetro y de equivalencia. Entre un conjunto local que busca su destino, que le cuesta hacerse de un recambio que le dé figuras que reemplacen a una generación que se va (Guerrero, su abanderado, ya acusa 39) y el campeón del mundo que, lejos de haberse quedado anclado en el techo del título de Qatar, sigue en evolución. Por funcionamiento, por confianza, por acumulación de experiencia, la Scaloneta juega con los sentidos despiertos, en un estado de lucidez casi absoluto, con sus jugadores conectados, moviéndose en sintonía, en armonía, en control total. Perú hizo lo que pudo: dos líneas de cuatro, apretando el espacio para no dejar jugar a la Selección. La receta funcionó mientras los futbolistas locales tenían aire para dobles y triples coberturas, y en tanto el equipo de Scaloni fue midiendo a su rival, tanteando los cómo y los dónde. Perú aprovechó un par de salidas fallidas de Argentina para preocupar, pero Cuti Romero llegó a poner orden sin necesidad despeinarse. Lo que vino después fue la puesta en escena de un entrenamiento en espacios reducidos: la Selección empezó a jugar a un toque, con una velocidad imposible de marcar. Uno, dos, tres jugadas, que no terminaron gol porque falló el último control (una de Leo que se fue cerca, un par de Julián que no alcanzó a dominar). A pesar del cerrojo de Perú, los huecos empezaron a aparecer por obra y gracia de la pelota. Era cuestión de tiempo y así fue: desde un corte de Tagliafico, cinco toques en velocidad. Juián, Messi, Enzo Fernández, Nico González y golazo de Messi, una delicia cómo puso el pie y dónde la puso.
Si Argentina tuvo que laburar más de la cuenta, si tuvo que ensuciarse un poco el frac fue por las lesiones que lo complicaron. Sobre todo la de Montiel, que le quitó al equipo la salida por la derecha, ya que Martínez Quarta es central natural y no tiene el mismo recorrido por el sector.
Al encuentro le sobró un tiempo, pero la Selección nunca sobró la situación, pese a que por momentos parecía un partido de un solo equipo en cancha. Al contrario: evidentemente, es uno de los grandes secretos de este equipo que partido a partido perfora su techo, porque no negocia ni la intensidad ni la búsqueda de la excelencia y porque nunca regala nada. Y porque le aparecen figuras en cada rincón, al punto que, con la Scaloneta en este nivel, Messi puede jugar hasta los 100 años…
Fuente: Olé