Serán las primeras PASO verdaderamente competitivas, por las internas en Juntos en la Nación, Provincia y Ciudad. En el peronismo también se pueden definir
Una crisis económica grave atribuible a este gobierno que se monta sobre una economía estancada desde 2007. Un sistema político que, luego de dos turnos presidenciales de polarización acentuada, muestra señales de una fragmentación diferente. Unas PASO que, por primera vez desde que se instauró el sistema, tendrán verdaderas competencias con finales inciertos en instancias presidenciales y provinciales. Una sociedad descorazonada por la acumulación de gestiones gubernamentales fallidas. Como si todos esos condimentos no fueran suficientes, los argentinos votarán este domingo en una elección que, además, será determinante en el cambio de liderazgos en los dos espacios que dominaron la política de las últimas dos décadas.
Desde 2003, primero con Néstor y luego con Cristina, el matrimonio Kirchner se convirtió en la referencia ineludible para cualquiera de los dirigentes y militantes del peronismo. Desde el pico de la elección de 2011, la efectividad electoral de la hoy vicepresidenta comenzó un lento pero persistente proceso de deterioro que la dejó esta vez, cuando admitió que no podría ganar, fuera de las boletas. Hay que resaltar, además, que el achicamiento de la popularidad de Cristina se convirtió en un encogimiento de todo el peronismo y no sólo del kirchnerismo: esos dos colectivos, que podrían separarse nominalmente, terminaron convirtiéndose en uno solo en los últimos años.
Como no hubo variaciones en la conformación de la alianza desde 2019, en el oficialismo no podrán evitar una pregunta odiosa: ¿Cuántos votos perderá el Gobierno del casi 48% que sacó Alberto Fernández en las PASO de hace cuatro años?
A pesar de que Sergio Massa tiene muchas posibilidades de ser el más votado de manera individual, de esa cuenta dependerán varias cosas:la salud de la alianza Unión por la Patria para la campaña para las elecciones generales e incluso la continuidad del propio Massa en el Ministerio de Economía.
Podría decirse que Rodríguez Larreta consiguió quedarse con el esquema y con la vocación aliancista de Juntos por el Cambio. Patricia Bullrich, en cambio, obtuvo la bendición implícita y el apoyo explícito de Macri. Ahí la pregunta que hay que hacer refiere a la identidad de la coalición opositora: ¿Juntos es, básicamente, una congregación de votantes macristas? ¿O lo que prima es la diversidad partidaria amparada en una vocación reformista con interpretaciones variadas?
En una primera mirada, puede decirse que del resultado de esa disputa entre Larreta y Bullrich dependerá la importancia política que conservará Mauricio Macri en el futuro próximo. Si gana Bullrich, Macri tendrá más peso que si se impone Larreta. Sin embargo, un análisis más profundo deja en evidencia que si logra imponerse, Larreta necesitará de un esfuerzo muy importante de Macri para mantener la unidad de Juntos por el Cambio y, sobre todo, para convocar a quienes quienes votaron en las PASO por Bullrich voten en las generales por Larreta.
El otro interrogante que se resolverá en la PASO de Juntos es el del panorama del radicalismo. Hoy, el partido está, al menos sus cabezas institucionales más importantes, alineado con Larreta. ¿Qué pasa si gana Bullrich, que lleva como precandidato a vicepresidente a un hombre sin peso en el radicalismo hoy como Luis Petri?¿Qué ocurrirá en ese caso con el sector de Gerardo Morales, presidente del partido, o con los disidentes que encabeza Martín Lousteau, ambos aliados al Jefe de Gobierno?
A ese panorama incierto hay que agregar la novedad de la irrupción de Javier Milei, un hombre que, basado en el apoyo de los jóvenes y del sector más marginado de la sociedad, se convertirá en árbitro de cualquier disputa de los próximos años.
El resto de los votos, seguramente irá para la boleta del cordobés Juan Schiaretti y el Frente de Izquierda tendrá que arreglárselas para no empeorar el pobre desempeño que tuvo en las últimas elecciones.
En las PASO se elegirán los candidatos que podrán participar en la elección general de octubre para presidente y vicepresidente, diputados nacionales, representantes ante el Parlasur y en ocho provincias también habrá primarias para senador nacional.
Adicionalmente, se pondrán en juego cargos provinciales. En la Ciudad de Buenos Aires se votan en PASO para Jefe de Gobierno porteño -con una competencia clave entre Jorge Macri y Martín Lousteau-, legisladores de la Ciudad y también para representantes de las Comunas en las que se divide el distrito. Todos esos cargos se dirimirán con el sistema de voto electrónico. Pero en este caso, la particularidad es que cada votante tendrá que introducir en otra urna en el mismo momento su voto para Presidente y los otros cargos nacionales, que se hace con la boleta tradicional de papel. Esa engorrosa duplicidad podría generar demoras en la votación en la Capital Federal.
Santa Cruz debe ser considerada aparte porque votará a su nuevo gobernador con el sistema de lemas, con lo cual este domingo deberá conocerse el nombre del reemplazante de Alicia Kirchner.