A pesar de que el dólar blue se disparó por encima de los mil pesos, desde el Ministerio de Economía, en lugar de brindar respuestas concretas a la población, optaron por una excusa que suena a cliché: culpar a “cuatro o cinco vivos” por la situación. Eduardo Setti, el secretario de Finanzas, y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, sintonizaron en la misma frecuencia de absurdo al argumentar que la vertiginosa subida se debió a operaciones especulativas.
Setti manifestó, sin mucho recato, que “es evidente que hay cuatro vivos que de manera ilegal operan sobre la expectativa de ahorro de la gente, generando temor e incertidumbre”. ¿Será así de sencillo? Aparentemente, para la Casa Rosada, sí. ¿Y las políticas económicas? ¿Y las decisiones del gobierno? ¿Y el historial inflacionario del país?
No contento con ello, Setti lanzó indirectas a Javier Milei, el presidenciable libertario, acusándolo de ser un «irresponsable» por sus declaraciones sobre el peso argentino. ¿Acaso es Milei el responsable de la economía argentina?
Por su parte, Cerruti, fiel a la postura oficial, pidió no caer en «trampas», pero ¿a qué trampas se refiere? ¿A las de cuestionar una gestión económica evidentemente errática?
Y mientras esto sucede, el Gobierno decide unificar el dólar Qatar, el solidario y el tarjeta en 731 pesos. ¿Será esta otra maniobra para intentar maquillar la situación?
Para colmo, las entidades bancarias han salido al paso, instando a los candidatos a mostrar «responsabilidad en sus campañas y declaraciones públicas». Pareciera que para ellos, el hablar claro sobre la situación financiera actual es lo que genera «incertidumbre en la gente». ¿Acaso no es el estado económico real del país lo que verdaderamente aterra?
En resumen, parece que para el Gobierno es más fácil culpar a unos pocos «vivos» y a las declaraciones de un candidato opositor que asumir responsabilidades y enfrentar la crisis de frente. ¡Qué panorama!