El mensaje fue la continuidad de parte de lo que ya había explicitado el domingo pasado en una entrevista que concedió tras regresar de la Antártida, en la que se preguntó si “los políticos que piden fraccionar” el DNU y la ley “llevan un nivel de vida acorde a lo que ganan como políticos”.
“¿Por qué lo quieren hacer? Porque quieren coimear con eso. Vea quienes son los políticos que piden fraccionar estas cosas (por el DNU y la ley ómnibus) y usted va a ver qué detrás de eso hay un sector. Por eso digo busquen la terminal, busquen el vínculo de ese político con esa terminal o si esos políticos llevan un nivel de vida acorde a lo que ganan como políticos”, lanzó en Radio Mitre.
Lejos de respirar aliviados porque ese tramo de la entrevista no había sido reflejado en los titulares de los medios, en medio de las negociaciones que mantiene el oficialismo con la oposición; en la Casa Rosada no se esforzaron por atemperar el clima sino por aclarar que no se trataba de un concepto en materia económica: “El flujo es el curro, el stock es lo que ya curraron, a eso se refería”, tradujo un estrecho colaborador del Presidente.
Fuentes oficiales confirmaron que Milei repitió como un mantra una frase ante los funcionarios a los que autorizó a negociar pasajes de la “ley ómnibus”: “No quiero contarle las costillas a nadie, pero si no me dejan construir el futuro, tendré que empezar a revisar el pasado”.
Es que el planteo se da en medio de cuestionamientos de distintos sectores opositores y de la sociedad civil por un supuesto “pacto de impunidad” que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, debió salir a desmentir luego de haber indicado que quería una etapa de “paz” y de “un país con armonía”.
Con todo, una postura más filosa en la negociación va en línea con lo que planteó el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, que alertó que “si la ley no pasa, las medidas (que tomará el Gobierno) van a ser más duras”.
En Balcarce 50 aseguran que el jefe de Estado “ya dio varios gestos de buena voluntad” al negociar incluso con gobernadores que pedían cambios. Por caso, enumeran que cedió en el capítulo pesquero y los biocombustibles, que se modificó el polémico artículo que requería que más o tres personas que se reunieran en público debían pedir autorización al Ministerio de Seguridad, y que se encamina a hacerle modificaciones a la reforma electoral.
También, como anticipó Clarín, podría haber concesiones en torno al listado de las empresas estatales a privatizar y en cuanto al plazo pedido para la delegación de facultades extraordinarias. “Dijimos que necesitamos al menos el 70 por ciento de lo que dice el proyecto y que no se negocia la esencia, pero que estábamos a propuestas superadoras. Ahora ellos (por los diputados) deben hacer su parte”, dicen en el despacho de un encumbrado funcionario de Casa Rosada.
El martes, en la reunión de Gabinete, los ministros se encontraron con un Presidente mucho más enérgico del que suelen ver desde que asumió. “¿Dicen que estoy loco? ¡Buenísimo, que sigan diciendo que estoy loco!”, redobló, desafiante, ante uno de sus funcionarios que quiso saber hasta dónde estaba dispuesto a avanzar en la estrategia de exponer a la oposición.
El plazo, señalan en el Gobierno, es el 31 de enero. El oficialismo no va a prorrogar las sesiones extraordinarias en febrero a menos que la iniciativa tenga media sanción de Diputados y requiera abrir el debate en el Senado. Si eso no ocurre, dejan saber que Milei empezará a exponer a los legisladores: dicen que alguien lo escuchó ofuscarse con las críticas despiadas de un diputado al que le atribuye pagar “más de expensas de lo que cobra de sueldo”, sin tener otros ingresos registrados