Massa apuesta por el desdoblamiento cambiario y marca el camino para lo que vendrá después

La salida del cepo no figura en los planes del candidato presidencial. Apunta a los dólares de la próxima cosecha para empezar a descomprimir los controles cambiarios. Se descuenta una fuerte escalada inflacionaria para los meses de verano

El flojo resultado de Javier Milei, que llegó a la segunda vuelta pero con menos votos de lo esperado, también ayudó a descomprimir la presión cambiaria. Básicamente los inversores consideraron que el plan dolarizador que impulsaba el libertario ya no será implementado. Ya sea por una derrota suya o por la necesidad de negociar con Mauricio Macri y Patricia Bullrich en caso de una victoria, cuando estos ya habían manifestado su negativa a dar este paso.

Aunque todavía falta mucho para llegar al 10 de diciembre, sobre todo la segunda vuelta, no es difícil imaginar que Massa intentará llevar adelante un esquema bastante parecido al de ahora. Significa una suerte de desdoblamiento cambiario, que permite a los exportadores conseguir un dólar más atractivo (porque 30% de las ventas ingresan por el mercado libre). Al mismo tiempo se mantiene un tipo de cambio importador más atrasado, aunque con discrecionalidad respecto a quiénes pueden acceder al mismo y quiénes no.

El cepo sigue

El cepo cambiario seguirá siendo una realidad por mucho tiempo y no está en los planes de Sergio Massa eliminarlo. A lo sumo el objetivo es aprovechar los dólares de la soja del año que viene para acumular reservas y aliviar las restricciones que hoy afectan a los importadores, cada vez con más problemas para ingresar insumos

Solo después de la segunda vuelta, y si gana Massa, el Gobierno retomaría un ajuste gradual del tipo de cambio. Al estar congelado desde mediados de agosto, el dólar oficial a $350 ya quedó más atrasado que antes de las PASO, por lo que una adecuación es imprescindible.

Massa ya descartó la posibilidad de un nuevo ajuste brusco del dólar oficial. Comprobó que sin un plan de estabilización y credibilidad plena, cualquier salto del tipo de cambio se traslada casi automáticamente a precios.

Una devaluación brusca está descartada, dado su impacto sobre los precios
EFE/ Demian Alday Estévez
Una devaluación brusca está descartada, dado su impacto sobre los precios EFE/ Demian Alday Estévez

Los aumentos salariales que en algunos sectores ya están en niveles de casi 50% -como ocurre en el sector mercantil- reflejan la presión que habrá post elecciones en muchos sectores, que siguen tironeando con el gobierno, que exige mantener Precios Justos hasta fin de año. ¿Es posible mantener aumentos de 5% mensuales cuando los incrementos salariales llegan a casi 50% en un trimestre? La respuesta es obvia.

El equipo económico ya dejó claramente explicitado, y en varias oportunidades, que no hay ninguna posibilidad de ir a una nueva nueva devaluación brusca del tipo de cambio, como la ocurrida en agosto. Se retomaría el “crawling peg” para no perderse pisada a la inflación, pero siempre después del balotaje

La mayoría de los analistas coincide en que para fin de año se viene una nueva versión de un rodrigazo, ante la olla a presión que se gestó en la mayoría de las variables económicas: dólar, tarifas, combustibles y precios en las góndolas. Los faltantes en las estaciones de servicio, en supermercados y en otros sectores como materiales de la construcción en las últimas jornadas no hacen más que reflejar estas tensiones crecientes. Con los precios que intenta mantener artificialmente el gobierno es inevitable que aumente la escasez de productos.

Todo quieto

Los nombres que circulan para hacerse cargo del área económica si Massa es presidente dejan claro que no hay planes de ir a un cambio sustancial de modelo ni mucho menos. Pero por otra parte, es posible que se acuda a un funcionario muy leal para hacer el “trabajo sucio” que será inevitable en el arranque de la gestión

Si gana las elecciones, Massa sabe que deberá aguantar el mal trago que se viene para el verano, con renovada presión cambiaria y un importante aumento de la inflación, por lo menos entre diciembre y marzo. Según estima la mayoría de las consultoras privadas, el 2023 terminará con una inflación acumulada del 180%, mientras que para marzo o abril del año próximo podría ascender al 250% interanual.

Las colas en las estaciones de servicio durante el fin de semana marcan algunos límites a la estrategia económica oficial, pero la prioridad es mantener las cosas como están al menos hasta las eleccionesLas colas en las estaciones de servicio durante el fin de semana marcan algunos límites a la estrategia económica oficial, pero la prioridad es mantener las cosas como están al menos hasta las elecciones

Mientras tanto, el gobierno deberá elaborar un programa para reencauzar la economía y alcanzar el equilibrio fiscal. Lo más probable es que aumente la presión impositiva para las empresas y para la clase media y alta, es decir aquellos más reacios a votarlo.

Si este esquema es el elegido, como todo parece indicar, no será sencillo recuperar la confianza de los mercados. Por lo tanto, el riesgo país no bajaría lo suficiente como para recuperar acceso a los mercados de financiamiento. Una nueva restructuración de la deuda será casi inevitable y es muy posible que hasta el propio FMI la avale en el marco de un nuevo acuerdo.

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