Las estadísticas del segundo semestre muestran una desaceleración del crecimiento y los ciudadanos chinos ajustan sus hábitos de consumo
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PEKÍN.- La economía china creció mucho más despacio de lo esperado en entre abril y junio, debido a que la prolongada caída del sector inmobiliario y la inseguridad laboral debilitaron la frágil recuperación, manteniendo vivas las expectativas de que Pekín tendrá que aplicar aún más estímulos. Frente a la ralentización económica, muchos chinos están tomando medidas para reducir su tren de vida, cocinando en casa en lugar de comer fuera, ahorrando más o limitando sus vacaciones.
“Este año, tanto las empresas como la gente estamos notando de verdad la presión económica”, declaró a AFP Yu Qi, un empleado de seguros de 55 años.
La segunda mayor economía del mundo creció un 4,7% en el periodo abril-junio, según los datos oficiales, el ritmo más lento desde el primer trimestre de 2023, por debajo del 5,1% previsto por los analistas. También se desaceleró respecto a la expansión del 5,3% del trimestre anterior.
Especialmente preocupante fue el sector del consumo, donde el crecimiento de las ventas minoristas se redujo a su nivel más bajo en 18 meses. Todo incita a reducir los gastos, desde la crisis en el sector inmobiliario a la alta tasa de paro entre los jóvenes graduados, las dificultades para cambiar de trabajo o los numerosos comercios que bajaron la persiana durante la pandemia.
“Hace dos años, íbamos a menudo a comer a restaurantes. Pero ahora, para ahorrar, cocinamos en casa”, explicó Zhao Qing, una empleada de finanzas, de 39 años.
“En cuanto a la ropa, iba a los grandes almacenes. Ahora, [compro] más bien por Internet o en tiendas pequeñas, para encontrar prendas más baratas”, dijo, frente a un café que está muy de moda entre los pekineses.
La prolongada crisis inmobiliaria se agravó en junio, cuando los precios de la vivienda nueva cayeron al ritmo más rápido de los últimos nueve años, minando la confianza de los consumidores y limitando la capacidad de los gobiernos locales, sobrecargados de deudas, para generar nuevos fondos mediante la venta de terrenos.
Analistas prevén que la reducción de la deuda y el aumento de la confianza sean los principales objetivos de la reunión de líderes económicos que se celebra esta semana en Pekín, aunque la resolución de uno de estos problemas puede dificultar la solución del otro. El gobierno aspira a un crecimiento económico en torno al 5,0% para 2024, un objetivo que muchos analistas consideran ambicioso y que puede requerir más estímulos.
Para contrarrestar la debilidad de la demanda interna y la crisis inmobiliaria, China ha impulsado la inversión en infraestructuras y ha destinado fondos a la fabricación de alta tecnología. El yuan y las acciones chinas cayeron tras los decepcionantes datos, pero los mercados bursátiles cerraron más tarde al alza al apostar los inversores por más estímulos.
Estadísticas desalentadoras
La Oficina Nacional de Estadísticas señaló que, si bien el mal tiempo fue responsable de parte del impacto sobre el crecimiento en el segundo trimestre, la economía se enfrentó a crecientes incertidumbres externas y dificultades internas en el segundo semestre del año. El crecimiento económico de China ha sido desigual, con una producción industrial superior al consumo interno, lo que ha avivado los riesgos deflacionistas en medio de la recesión inmobiliaria y la creciente deuda de los gobiernos locales.
Aunque las sólidas exportaciones chinas han proporcionado cierto apoyo, las crecientes tensiones comerciales suponen ahora una amenaza.
”Entre todas las cifras mensuales publicadas hoy, lo más destacado son las débiles ventas minoristas”, dijo Xing Zhaopeng, estratega senior de China en ANZ. ”El consumo de los hogares sigue siendo muy débil, (…) con los empleadores recortando los salarios y el alto desempleo juvenil, los hogares seguirán siendo cautelosos en el futuro”, agregó Xing.
La inversión inmobiliaria cayó un 10,1% en el primer semestre de 2024 con respecto al año anterior y las ventas de viviendas por superficie disminuyeron un 19,0%. Los préstamos bancarios de junio publicados la semana pasada mostraron que la demanda tambaleaba de nuevo y algunos indicadores clave alcanzaron mínimos históricos.
Todos aseguran haber dejado de lado los grandes gastos, como la compra de viviendas. “Creemos que la economía todavía estará estancada durante un tiempo, así que hay un cierto pesimismo [en el ambiente] […] Todo el mundo tiende a gestionar su dinero de forma un poco más prudente y a ahorrar”, subraya Li Xiaojing, una oficinista de 43 años.
“Viendo la situación actual, una mejora, ni siquiera una leve, parece posible a corto plazo”, comentó Yu Qi, quien afirmó esperar “un mundo más pacífico” y, por ende, más propicio a las transacciones económicas sin sobresaltos; en una alusión velada al as relaciones entre Pekín y Washington.
Para apuntalar el crecimiento, el gobernador del banco central chino se comprometió el mes pasado a mantener una política monetaria de apoyo. Analistas consultados por Reuters esperan un recorte de 10 puntos básicos en el tipo de interés de los préstamos a un año, así como un recorte de 25 puntos básicos en el coeficiente de reservas obligatorias de los bancos en el tercer trimestre.
Los analistas de Citi esperan que el Gobierno ponga en marcha otra ronda de medidas de apoyo al sector inmobiliario tras una reunión del Politburó, máximo órgano decisorio del gobernante Partido Comunista, prevista para finales de julio.
En mayo, las autoridades permitieron a las empresas estatales locales comprar viviendas terminadas sin vender y el banco central creó una línea de préstamos de 300.000 millones de yuanes para viviendas asequibles.