Un voraz incendio está asolando la isla canaria de Tenerife. Según las cifras, más de 2.600 hectáreas han sido consumidas y alrededor de 7.600 habitantes han tenido que ser evacuados debido a este incendio, descrito por las autoridades locales como uno de los peores que se haya registrado en el archipiélago en las últimas décadas.
El presidente del gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, manifestó que la situación es especialmente compleja, considerando que las actuales condiciones climáticas –las más extremas registradas en 40 días– y la compleja orografía del lugar están complicando las labores de extinción. Un contingente de 250 bomberos y efectivos del ejército español están combatiendo el fuego que se extiende en un perímetro que ronda los 30 kilómetros.
Las llamas, avivadas por temperaturas superiores a los 40°C y una sequedad atmosférica propiciada por una reciente ola de calor, están avanzando en zonas montañosas de difícil acceso. Las autoridades, ante la magnitud del desastre, han cerrado diversas vías y ya han emitido alertas para Santa Cruz, el principal poblado de la isla, que se encuentra a solo 20 km del frente de fuego.
La meteoróloga Vicky Palma subrayó la gravedad de la situación afirmando que «estamos ante un incendio que no habíamos visto nunca en Canarias». Los efectos del cambio climático, que intensifica fenómenos meteorológicos extremos, parecen evidentes en la frecuencia y magnitud de estas olas de calor y, por ende, en el aumento del riesgo de incendios.
España, especialmente afectada en este 2023 por los incendios forestales, ha visto cómo estos han devorado aproximadamente 64.000 hectáreas solo en los primeros siete meses del año. Una cifra que representa casi el 40% de las áreas quemadas en toda la Unión Europea durante 2022.
Las perspectivas no son alentadoras: se espera que las temperaturas en las Islas Canarias vuelvan a elevarse el sábado, lo que podría complicar aún más las labores de control del incendio.