Uruguay enfrenta una preocupante escasez de agua potable, especialmente en Montevideo y sus zonas aledañas. Según las autoridades, actualmente solo cuentan con agua suficiente para una semana, aunque algunos pronósticos sugieren que podrían extenderse a nueve días. La falta de lluvias y las condiciones climáticas adversas han llevado a una disminución drástica en las reservas de agua, con el embalse de la represa de Paso Severino alcanzando un alarmante 2% de su capacidad. Esta situación ha generado gran inquietud entre la población, ya que la posibilidad de quedarse sin agua potable en la zona metropolitana se vuelve cada vez más cercana.
Las autoridades uruguayas esperan con ansias precipitaciones abundantes y prolongadas que ayuden a elevar el nivel de la cuenca del río Santa Lucía, lo cual permitiría aliviar la crisis hídrica. Sin embargo, no se puede determinar con certeza cuándo ocurrirán estas lluvias, lo que agrega incertidumbre a la situación.
Además, otro factor que complica la situación es la negativa del Ministerio de Salud Pública a elevar los niveles de sodio y cloruro en el suministro de agua de la Administración Nacional de Obras Sanitarias del Estado. Esta decisión ha generado un debate sobre las medidas necesarias para abordar la escasez de agua potable y mantener los estándares de calidad.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, que ha destinado 40 millones de dólares para la construcción de obras, la situación sigue empeorando. La población uruguaya se encuentra en una carrera contrarreloj para encontrar soluciones a corto plazo y evitar una crisis aún más grave. La incertidumbre prevalece mientras los uruguayos enfrentan la posibilidad de quedarse sin agua bebible en los departamentos afectados.