Se había anunciado que funcionarios nacionales iban a
El Gobierno decidió poner en revisión todos los contratos, acuerdos y documentos públicos y secretos relacionados con la estación de observación espacial que China instaló en Neuquén en 2012. Al mismo tiempo, resolvió no realizar por ahora una visita ni una inspección técnica a la misteriosa base que depende de las Fuerzas Armadas del gigante asiático.
“Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, había manifestado el diplomático norteamericano. “Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”, agregó.
El anuncio que hicieron funcionarios nacionales de una inminente inspección científica a la estación espacial moderó las exigencias públicas de Washington y permitió que la visita de la Jefa del Comando Sur se realizara sin contratiempos y acorde a la inmejorable sintonía que tienen la administración Biden con el gobierno de Javier Milei. La preocupación principal de Estados Unidos es clara y no admite matices: teme que esa estación, que está conectada con China continental y el Ejército del régimen, realice tareas de espionaje o de seguimientos vinculados a la defensa, pese a que en lo que se conoce de la letra de los compromisos bilaterales se resalta que está prohibida cualquier actividad militar.
Uno de los interlocutores principales de la Casa Rosada con la general Richardson fue el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien quedó a cargo del tema de la estación espacial. Por orden de Milei, el equipo del ministro coordinador tendrá a su cargo el análisis de toda la documentación -tanto la pública como la reservada y también la secreta- que se remonta a los años 2010. En ese arqueo, se buscará si hay algunas condicionalidades u obligaciones que debía cumplirse y que no se esté cumpliendo.
La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) quedó bajo el paraguas de las múltiples funciones y responsabilidades que tiene Posse, quien será el que determine con su equipo de confianza si hay algunas irregularidades o incumplimiento. Hasta que eso no ocurra, según pudo saber Infobae, el funcionario no solicitará ni una visita ni una “inspección técnica”.
Javier Milei anoche, en la extensa entrevista con el periodista Alejandro Fantino, habló sobre el tema de la base: “Se va a auditar como corresponde. Los chinos dicen que no hay nada ¿cuál es el problema entonces?”, manifestó el presidente sobre la cuestión.
Cerca de la 1 de la mañana de este martes, la Embajada de China en Argentina publicó un posteo en la red social X: “El 8 de abril, Embajador Wang Wei mantuvo una positiva reunión de trabajo con la Canciller, Diana Mondino. Ambos llegaron al acuerdo de desmentir la especulación de que la Estación de Espacio Lejano es supuesta base militar”, informó.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, horas antes, había informado sobre el encuentro, pero sin mencionar la cuestión de la estación espacial: “La Canciller Diana Mondino mantuvo una positiva reunión de trabajo con el Embajador de la República Popular China en Argentina, Wang Wei, para avanzar en la preparación de su visita a dicho país a fines del presente mes con miras a fortalecer la relación bilateral”.
Hermetismo y misterio
La estación espacial china está ubicada en Bajada del Agrio, sobre la ruta provincial 33, en Neuquén. Se empezó a construir en 2014 bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y la gobernación de Jorge Sapag, el último caudillo del clan Sapag, que manejó con un estilo feudal durante más de 50 años los destinos de la provincia, y que fue un fervoroso defensor de la base. Se terminó en 2017. Es un predio de unas 200 hectáreas que le cedieron a China por un lapso de 50 años, sin pago de impuestos.
Apenas se desató la polémica en torno de los secretos que podría estar ocultando la base, ex funcionarios kirchneristas salieron a decir que el año pasado ocurrieron dos visitas, mientras que años previos también hubo otras supervisiones. Más allá de eso, la antena genera un manto de sospechas y la incerteza de estar ayudando a China en fines no pacíficos se mantiene por ahora intacta.