Con resistencias, el futuro de Juntos por el Cambio pareciera estar en manos de la Liga de Gobernadores electos. Son los diez mandamientos que la coalición opositora cosechó durante todo el proceso electoral de este año y que busca frenar – o apoyar- las medidas que impulse el futuro gobierno de Javier Milei. Su base y fortaleza será la configuración que se establezca en el Congreso, sobre todo en el armado de bloques, donde habrá resistencias de un sector de la UCR. Según pudo saber Infobae, el ala moderada que encabezan hoy los referentes de Evolución, buscan despegarse de cualquier vínculo con el PRO y La Libertad Avanza para, de este modo, construir una oposición.
“El poder hoy pasa por la Cámara de Diputados y Senadores y ahí están los gobernadores”, aclaran los armadores que hoy participan de las negociaciones para lograr la unidad de Juntos por el Cambio. De hecho, los mandatarios convocaron a los legisladores del espacio para un encuentro el próximo martes en el Club Alemán de Equitación, ubicado en el barrio porteño de Palermo. ¿El objetivo? Milei ya adelantó que se frenará toda la obra pública y que sólo continuarán aquellas que sean financiadas por empresas privadas. Un anuncio que puso en alerta al interior del país, donde ya hay tensión por el envío de fondos coparticipables. En caso de lograr un bloque de unidad en el Congreso, los mandatarios provinciales tendrán una moneda de cambio para negociar la aprobación o el rechazo de proyectos.
Como adelantó Infobae, con el nuevo esquema de poder, el gobernador electo de Mendoza se posiciona como el dirigente radical que será el nexo entre la Liga de Gobernadores de Juntos por el Cambio y el gobierno de Milei. En tándem con Gustavo Valdés, buscan disputarle el poder a las actuales autoridades del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales y Martín Lousteau, con quienes mantienen profundas diferencias por la estrategia electoral implementada este año, en especial, por su alianza con Horacio Rodríguez Larreta. Por el PRO, según pudo reconstruir este medio, Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, electos por Entre Ríos y Chubut respectivamente, son los que se posicionan fuerte en la mesa de negociaciones, aunque – probablemente- Jorge Macri comience a tomar protagonismo.
A contramano de lo que planean los líderes del Grupo Malbec, Lousteau y Emiliano Yacobitti creen que el radicalismo debe unir fuerzas para diferenciarse de sus ex aliados del PRO que, según consideran, ya son parte del Gobierno de Milei. Incluso creen que la UCR no debe participar de un posible interbloque de Juntos por el Cambio, por el contrario, piensan trabajar para construir una oposición clara.
Para la presidencia del bloque de la UCR -donde buscan lograr la unidad- trascendieron dos nombres: Facundo Manes y Rodrigo de Loredo. Ambos responden al armado de Morales y Lousteau. Pero los radicales de Evolución saben que, en caso de ganar ese puesto, deberán resignar la presidencia del Comité, donde Valdés vienen pisando fuerte. Otra incógnita es el Senado, un puesto en el que Cornejo quiere conservar para su antecesor en Mendoza: Rodolfo Suárez. Otro nombre que surgió, pero con poco peso, es el del chaqueño Víctor Zimmermann.
Con la derrota electoral que sufrió Juntos por el Cambio a nivel nacional, el partido centenario tuvo una baja importante de bancas en el Senado, por lo que no sobran nombres para liderar el bloque. Para poder quedarse con ese lugar Evolución de la mano de Lousteau, debería resignar otros puestos y – según dejan trascender sus adversarios- no conseguiría el apoyo necesario. En esa ola de nombres, también suena Maximiliano Abad, el único correligionario que ganó una banca para la UCR por la provincia de Buenos Aires después de 21 años. Aunque en su entorno descartan esa posibilidad, el dirigente marplatense y cercano a Ernesto Sanz, supo construir una relación de confianza con Cornejo que podría representar un nuevo eje de alianza PBA-Mendoza.