Una Economía en Transición Bajo la Lupa de Xi
La consolidación del poder por Xi Jinping en China, lejos de ser una estrategia exitosa para romper el ciclo de crecimiento impulsado por la deuda, ha generado un creciente malestar entre la población. La desaceleración económica, marcada por una prolongada contracción de la actividad industrial y una crisis inmobiliaria, está golpeando directamente la riqueza de los hogares chinos, provocando un aumento en las protestas y manifestaciones económicas.
La gestión económica de Xi ha atraído críticas incluso en plataformas como Weibo, donde comentarios que sugieren la necesidad de un cambio en el liderazgo para revitalizar el mercado lograron evadir temporalmente la censura. La insatisfacción también se refleja en los funcionarios públicos, quienes han experimentado recortes en sus bonificaciones ante la incapacidad de los gobiernos locales endeudados de generar ingresos suficientes.
Desafíos Internos y Externos
El creciente descontento no amenaza inmediatamente el poder de Xi, quien ha acumulado una influencia sin precedentes desde Mao Zedong. Sin embargo, este descontento podría debilitar aún más la confianza, en un momento en que los inversores extranjeros se alejan de China. La inversión directa extranjera en 2023 disminuyó a un mínimo de 30 años, señal de la creciente incertidumbre que rodea al gigante asiático.
Xi ha trastocado las normas del Partido Comunista, instalando un círculo de leales y desplazando la toma de decisiones colectiva. Esta centralización del poder lo convierte en un blanco más visible para las críticas, especialmente a medida que su estrategia para desapalancar el sector inmobiliario intensifica la desaceleración económica.
Comunicación y Estrategia Económica
Parte del descontento proviene de la falta de una hoja de ruta clara de Xi para el futuro económico de China. A pesar de aumentar las referencias a un «desarrollo de alta calidad», la ambigüedad de este término y la ausencia de detalles concretos han dejado a la población y a los observadores económicos esperando respuestas específicas.
El enfoque de Xi en sectores estratégicos como los vehículos eléctricos y la energía renovable, aunque potencialmente beneficioso a largo plazo, no parece suficiente para compensar el declive del sector inmobiliario, que ha sido un motor clave de la economía china.