Tras intensos enfrentamientos que dejaron más de 30 muertos en dos días en la región separatista de Nagorno Karabaj, Azerbaiyán y las fuerzas armenias han acordado un alto al fuego. El anuncio de la tregua se dio a conocer este miércoles y entró en vigencia a las 13 horas locales.
Este acuerdo, facilitado por el contingente de paz ruso en la región, implica la retirada y el desarme total de las fuerzas armadas armenias en Nagorno Karabaj, marcando un hito significativo en los esfuerzos del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, para consolidar el control sobre el territorio disputado, centro de conflictos previos en los años 90 y 2020.
Las primeras negociaciones sobre la «reintegración» del territorio secesionista a Azerbaiyán tendrán lugar el jueves en la ciudad azerbaiyana de Yevlakh. Si bien el Primer Ministro armenio, Nikol Pashinyan, afirmó que Armenia no participó en la formulación de los términos de la tregua, el Ministerio de Defensa azerbaiyano confirmó su inicio, estipulando la evacuación de las fuerzas armadas armenias y la disolución de las fuerzas separatistas, además de la entrega de todas las armas y equipos pesados.
Este conflicto resurge luego de que Azerbaiyán iniciara una operación militar significativa para recuperar la región, controlada por separatistas respaldados por Armenia desde la desintegración de la URSS. Azerbaiyán había enmarcado su ofensiva como una «operación antiterrorista», garantizando que se dirigiría solo contra posiciones militares, aunque se reportaron daños considerables en áreas civiles.
El incidente ha renovado los temores de una guerra a gran escala en la región, marcada por décadas de tensión y disputas territoriales. La situación actual representa un nuevo capítulo en la larga historia de conflicto entre Azerbaiyán y Armenia sobre Nagorno Karabaj, territorio que estuvo bajo control étnico armenio desde el fin de una guerra en 1994 hasta una ofensiva azerbaiyana en 2020 que finalizó con un armisticio y el despliegue de tropas de paz rusas.