Las calles de Rosario se han convertido en el epicentro de una alarmante ola de violencia y terror, desatada por grupos narcotraficantes que buscan amedrentar a las autoridades y a la población en general. En un lapso de cuatro días, cuatro personas inocentes fueron asesinadas, marcando una escalada en la estrategia de intimidación de los narcos, especialmente tras las recientes acciones del gobierno contra el crimen organizado, que incluyeron requisas en las cárceles al estilo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
11 de marzo de 2024 – En este contexto de creciente inseguridad, la sociedad rosarina vive bajo una nube de miedo, viéndose obligada a modificar sus rutinas diarias. Estaciones de servicio han cerrado sus puertas, actividades deportivas infantiles han sido canceladas, y servicios de transporte público, como taxis y colectivos, han suspendido operaciones temporalmente.
El asesinato de Bruno Nicolás Bussanich (25), un empleado de una estación de servicio, es emblemático del nivel de audacia y brutalidad al que han llegado estos actos delictivos. Bussanich fue asesinado de tres disparos mientras trabajaba, y el sicario, antes de huir, dejó una nota con amenazas dirigidas al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y su ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, lo que sugiere que la violencia tiene un claro mensaje político.
En respuesta, el gobierno de Javier Milei ha anunciado la formación de un comité de crisis que incluirá la intervención en Rosario de las fuerzas de seguridad federales y las Fuerzas Armadas, liderado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Mientras tanto, el sector de las estaciones de servicio ha declarado una jornada de duelo y ha anunciado un cierre nocturno por tiempo indeterminado, en demanda de mayores medidas de seguridad para proteger a empleados y clientes.
La situación también ha afectado gravemente al transporte público, con la muerte de Marcos Iván Daloia, un chofer de trolebús, quien fue baleado mientras trabajaba, lo que llevó a la suspensión del servicio de colectivos por un día más en señal de duelo.
Este clima de violencia se ve exacerbado por amenazas explícitas contra figuras políticas y la utilización de la violencia como medio para desafiar las políticas de seguridad implementadas. Los ataques recientes contra ciudadanos y trabajadores no solo buscan generar miedo sino también cuestionar la capacidad del Estado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.