La disputa entre el gobierno de Javier Milei y la provincia de Chubut, liderada por Ignacio Torres (Pro), amenaza con extenderse y afectar casi toda la producción hidrocarburífera de Argentina. La situación, ya de por sí delicada, podría agravarse con el respaldo de los gremios petroleros a los gobernadores en conflicto, lo que llevaría a una potencial escalada sin fin en el sector energético.
La controversia surgió a partir de una discusión financiera entre la Nación y Chubut, con amenazas de Torres de cerrar válvulas que podrían interrumpir el suministro de gas y petróleo al resto del país. Aunque se considera improbable que esta medida extrema se concrete debido a las consecuencias legales y logísticas, el apoyo de los gremios petroleros, especialmente en Neuquén, podría significar un «cierre de válvula» indirecto, con un impacto aún más severo en la producción energética.
La industria petrolera, que requiere de estabilidad para asegurar las inversiones y el funcionamiento normal, observa con preocupación cómo el conflicto podría desbordar y afectar a provincias productoras clave como Neuquén. Los gobernadores de la región patagónica, incluidos Torres, Rolando Figueroa (Neuquén) y Alberto Weretilneck (Río Negro), buscan fortalecer una postura regional frente a la Nación, en un intento de regionalización que suma complejidad al panorama.
La posición de Milei y su gobierno, que acusan a Torres de radicalización y falta de colaboración, junto con la ausencia de diálogo y acusaciones mutuas de exacerbación del conflicto, pone en jaque no solo el sector energético, sino también la estabilidad política y económica del país. El temor a una escalada sin fin se cierne sobre Argentina, con potenciales consecuencias devastadoras para la producción de hidrocarburos, clave para la economía nacional.