El Gobierno no contactó a la oposición luego de comunicar la última, más importante concesión en la Ley Ómnibus. Tras el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre la quita del capítulo fiscal, en el Ejecutivo pulen los detalles del texto (re) modificado que presentarán el martes en el recinto, aún no definieron de qué manera procederán desde el punto de vista formal con el dictamen y tienen planeado agregar detalles que mantienen en reserva. Mientras tanto, en estado deliberativo, los gobernadores y legisladores de PRO y Hacemos Coalición Federal ponen en común sus posiciones, a veces encontradas, y dejan traslucir quejas por la falta de explicaciones detalladas del cambio revelado por el titular de Hacienda el viernes a última hora.
A diferencia de la dinámica que se impuso durante la semana hábil, atravesada por incontables conversaciones telefónicas y presenciales entre las terminales del oficialismo y la oposición para llegar a un acuerdo, durante las últimas 24 horas apenas hubo contactos directos. Entre el viernes por la noche y el transcurso del sábado, las señales se enviaban a través de las redes y comentarios a los medios. Los diputados Cristian Ritondo, y los gobernadores Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio fueron algunos de los que manifestaron su beneplácito, en X, a grandes rasgos y sin dar definiciones concretas sobre las instrucciones que bajarán a sus diputados. Mientras que el cordobés Martín Llaryora se puso plenamente del lado de los libertarios en una entrevista radial.
Esas declaraciones, sin embargo, no significan que haya fumata blanca. Los opositores aliados, aunque tomaron como un triunfo la caída del paquete fiscal, están incómodos por la falta de diálogo inmediato tras el anuncio, y sospechan que pueda haber sorpresas en el nuevo texto. Según dejaron trascender el sábado por la tarde, esperan una comunicación aclaratoria de parte de los interlocutores habituales del Ejecutivo, el asesor de Milei, Santiago Caputo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem y el ministro del Interior, Guillermo Francos, que durante los últimos días dialogaron con los diputados Miguel Ángel Pichetto, Nicolás Massot, Diego Santilli y Cristian Ritondo, y con el gobernador Rogelio Frigerio, voces autorizadas de las fuerzas en las que buscan apoyos para la ley “Bases”.
Si bien ponderaron el anuncio del ministro en conferencia de prensa, los opositores dialoguistas consideraron que fue demasiado vago, y se encuentran a la inquieta espera de definiciones más claras. “Estamos igual que siempre, si no, no hubiéramos firmado el dictamen. Pero no hay ninguna claridad sobre cómo es el detalle de lo que dijeron (el viernes). Qué queda, qué sacan, cómo piensan encararlo desde lo procedimental, si van a llamar a dictaminar de nuevo…”, deslizó sus dudas un importante diputado del bloque de Pichetto.
Tienen frescas las desprolijidades del comienzo de esta semana, cuando el dictamen que había prometido modificar el Gobierno fue presentado intacto por los libertarios y provocó desconcierto, primero, y bronca, después, entre los opositores. Si bien los violetas terminaron resolviendo el entredicho e incluyeron los puntos acordados, la confianza no volvió a restablecerse.
No descartaron que las nuevas modificaciones puedan provocar alguna controversia, pero negaron a rajatabla que siga sobre la mesa la propuesta para sumar, en el apartado de facultades extraordinarias por la emergencia, una línea que le entregue el Ejecutivo atribuciones para decidir sobre los impuestos. Esa propuesta existió, y fue deslizada entre el jueves y el viernes, pero el Gobierno la retiró frente a la reticencia expresada desde ambas bancadas. Ante una consulta de Infobae, el consultor más cercano a Milei, Santiago Caputo, lo negó de manera tajante. “Vamos a sacar el capítulo fiscal y no vamos a pedir la facultad. No nos interesa el paquete fiscal”, dijo.
Algunos actores del PRO, no obstante, sospechan de que el Gobierno puede tener una agenda secreta y esté planificando jugarles una mala pasada el martes. Los gobernadores de Juntos estuvieron reunidos el sábado al mediodía por videoconferencia para poner en común sus perspectivas. Un gobernador cuestionó a Santiago y Luis Caputo por su falta de experiencia política, y pidió voltear la ley para mostrar poder. Otros manifestaron su preocupación por la recaudación en las provincias tras la eliminación de la marcha atrás de la baja del mínimo no imponible de Ganancias, el blanqueo y la moratoria. Otros se mostraron más conciliadores. Por lo pronto, no hubo acuerdo al interior de ese bloque, donde decidieron volver a coincidir el lunes, en la víspera del debate, en un cónclave que aún no tiene horario ni locación previstas. Es posible que ese día inviten a representantes de la bancada de Hacemos, donde Pichetto ostenta el rol más importante y tiene diálogo fluido con los alfiles de Milei, que lo respetan. “Es un señor”, se escuchó decir esta semana a uno de ellos.
En principio parecen estar dadas las condiciones para que los opositores apoyen la mayor parte de la abarcativa y controversial iniciativa que el Gobierno debió desguazar obligado por la falta de consenso. Pero en la Casa Rosada no ponen las manos en el fuego y, también descreídos, no descartan que los opositores vuelvan a “correr el arco”, como lo hicieron con el reclamo por las retenciones luego de que les concedieran quitar los tributos a las economías regionales. Desde hoy, Milei empezará a conocer las posiciones que toman los aliados en el escarpado camino hacia el recinto que, según consideran en su entorno, se transformó en una pelea por mostrar quién manda.