El estreno del protocolo antipiquetes del gobierno de Javier Milei, con la supervisión de Patricia Bullrich, minimiza la concentración de los piqueteros de izquierda en Plaza de Mayo.
En un día tenso en las calles de Buenos Aires, el gobierno de Javier Milei implementó el protocolo antipiquetes, logrando reducir la magnitud de la marcha de grupos piqueteros de izquierda. La Plaza de Mayo no se llenó como se esperaba, y no se registraron cortes en los accesos a la ciudad. Milei y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, supervisaron personalmente el masivo despliegue policial, enfocado en impedir manifestaciones y bloqueos en la capital argentina.
La ministra Bullrich, tras la marcha, enfatizó que los tiempos han cambiado, subrayando el fin de los privilegios para ciertos grupos en el contexto de las protestas. La movilización, que contó con la presencia de organizaciones sociales y del Frente de Izquierda, enfrentó un ambiente de alta tensión con las fuerzas de seguridad. Eduardo Belliboni, líder del Polo Obrero, describió la jornada como un éxito a pesar de la represión y las detenciones.
El gobierno, por su parte, interpretó los resultados del operativo de forma positiva, destacando la ausencia de bloqueos en accesos clave y en el interior del país. La Policía de la Ciudad también tuvo un papel activo en el operativo.
Mientras los manifestantes denunciaron una criminalización de la protesta social por parte de la ministra Bullrich, la administración libertaria se centró en mantener el orden y asegurar la libre circulación. Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano, advirtió a los manifestantes sobre la posible pérdida de asistencia social en caso de bloquear el tránsito.
El operativo policial fue extenso y estricto, con alrededor de 5.000 efectivos desplegados. Los manifestantes, sin embargo, lograron llegar a la Plaza de Mayo utilizando diversas estrategias para evitar enfrentamientos directos con la policía.
El saldo de la movilización fue relativamente pacífico, con solo dos detenciones registradas. Los movimientos sociales concluyeron la jornada con un llamado a las centrales obreras para activar un paro general. Los gremios y representantes de la CGT y las CTA no participaron en la manifestación.
Las diferencias en el enfoque de la gestión de la protesta entre Bullrich y su homólogo porteño, Waldo Wolff, quedaron expuestas, con Wolff optando por un procedimiento distinto al protocolo nacional.
El debut del protocolo antipiquetes del gobierno de Milei, con la supervisión de Bullrich, limita la marcha de la izquierda en Buenos Aires, generando debate sobre el equilibrio entre seguridad y derechos de protesta.
Your point of view caught my eye and was very interesting. Thanks. I have a question for you.