La sobreactuación político-electoral lleva a Javier Milei a hablar de comunistas chinos (en eso imita a Bolsonaro) y a Patricia Bullrich a rechazar el ingreso de Argentina a los Brics porque Rusia invadió Ucrania y se incorporaría Irán (junto a Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes) al mismo tiempo que nuestro país a partir del 1º de enero de 2024.
En el contexto de la reunión anual en Buenos Aires del Council of the Americas, una organización empresarial fundada por David Rockefeller en 1963 para luchar contra la influencia de la revolución cubana en Latinoamérica, puede parecer oportuno a candidatos a presidente golpearse el pecho para demostrar mayor vocación pro norteamericana frente a una audiencia que se supone espera eso. Pero quienes conocen de verdad la cultura norteamericana y entienden de geopolítica saben que la realidad es un poco más compleja.
De la misma forma en que el presidente Kennedy pidió a los principales empresarios de su país reunidos en el Council of the Americas el apoyo de sus empresas en Latinoamérica para detener entonces la influencia de la ex Unión Soviética en su “patio trasero”, por igual motivo el Fondo Monetario Internacional del que Estados Unidos es el principal accionista, desde que se fundó al terminar la Segunda Guerra Mundial destinó la mitad de todos sus préstamos a Latinoamérica cuando la región solo tiene el 8% de la población y el producto bruto mundial. Claramente, Estados Unidos siempre cuidó que países de Latinoamérica, fruto de su inestabilidad económica o política, no cayeran bajo la influencia de sus enemigos geopolíticos.
Con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la ex Unión Soviética, Estados Unidos redujo su preocupación e inicialmente permitió que China cumpliera en parte el papel de ayuda económica a la región. Progresivamente, China fue pasando al grado de amenaza pero nunca comparable con el peligro militar que representaba la ex Unión Soviética. De aliado a frenemies (amienemigo) y competidor.
Rusia, especialmente después de su invasión a Ucrania, es otro tipo de amenaza, no en el patio trasero, pero sí como generador de desorden mundial, pero India, que acaba de colocar una nave en la Luna, es el principal aliado de Estados Unidos para contener el avance chino en Asia, y Brasil fue el histórico socio de los Estados Unidos, aun con Lula, a quien Biden recibió inmediatamente tras ser electo.
Considerar el ingreso a los Brics como un desafío a los Estados Unidos es un error, el propio Eduardo Eurnekian, consultado a la salida del Council of the Americas, cuando le preguntaron su opinión sobre el ingreso a los Brics dijo: “Lo veo bien, a mí no me molesta”, y cuando le preguntaron si el ingreso de Argentina a los Brics podría “empiojar” la relación con Estados Unidos, sonrió y con lenguaje no deconstruido metaforizó: “No, no se va a empiojar nada, vos podés tener tu señora y tu amante tranquilamente”.
Una mirada anti-Brics en alguna medida se quedó en el siglo XX. En la tercera década del siglo XXI dos tercios de las exportaciones argentina van a países emergentes. La mirada antigua de los dos candidatos mencionados se refleja también en la inercia de nuestra Cancillería, donde, a la inversa, dos tercios de nuestro personal diplomático está destinado a los países no emergentes, principalmente de la OTAN porque hace medio siglo el mayor flujo comercial estaba en el océano Atlántico norte pero ya hace tiempo el océano Pacífico lo superó.
El acrónimo Bric por Brasil, Rusia, India y China fue acuñado por el economista Jim O’Neil en el año 2001 para distinguir los cuatro países que tenían mayor posibilidad de impulsar el crecimiento mundial por su tamaño y porque aún no habían alcanzado la madurez de su desarrollo. En estas dos décadas, China lo alcanzó sobradamente pero aún le queda un porcentaje muy importante de su población rural por integrar al consumo, Rusia está en un proceso de decadencia de la cual su invasión a Ucrania es un síntoma, India en los últimos años escaló posiciones en el podio mundial y de lo cual su mencionado éxito espacial es otro síntoma, y Brasil, ubicada en el complejo contexto latinoamericano que llegó a ser la séptima economía mundial en la segunda presidencia de Lula, retrocedió con Dilma Rousseff y con Jair Bolsonaro, ahora con Lula no la tiene fácil pero trata de recuperar relevancia mundial.
Lo explica muy bien la corresponsal de PERFIL en Brasil, Eleonora Gosman: “Una pregunta de la prensa, en la conferencia final realizada en Johannesburgo, dio lugar a una respuesta amplia por parte de Lula. El interrogante, formulado por un periodista brasileño, apuntó en la siguiente dirección: “Argentina está a sesenta días de una elección. Y las dos fuerzas de la oposición, no solo la más radical, declararon su rechazo al ingreso en el grupo. ¿Cómo justifica el argumento de que la incorporación fue hecha desde una perspectiva de Estado y no por las relaciones de usted con Alberto Fernández?”.
La réplica fue precisa: “A mí no me importa quién va a ganar las elecciones; y todos saben que soy amigo de Alberto. Lo que vale aquí es que Brasil va a negociar con el Estado argentino, en forma independiente de quién sea el futuro presidente. Puede ser que este no quiera negociar con los brasileños y es su derecho soberano; nadie lo puede obligar”. Agregó que “la responsabilidad que los países del Brics tomamos hoy es precisamente no colocar la cuestión ideológica como condición para ser parte del bloque. Lo que se decidió fue darle envergadura a la geopolítica; y. para nuestro país la Argentina es muy importante”.
Para el jefe de Estado brasileño, los Brics “son una realidad inexorable. Probablemente podríamos tener problemas, porque habrá a quien no le guste el grupo. Pero eso es parte de la política; si yo no quisiera convivir con las divergencias, no estaría en la política”, siguió la nota de Eleonora Gosman.
Argentina está en los Brics por Lula y en el fondo el origen del concepto Bric es un invento también brasileño porque la cancillería brasileña desde antes que al economista Jim O’Neil se lo ocurriese el acrónimo, enseñaba a sus diplomáticos de carrera cómo debían ver el mundo. Hay tres componentes a los que prestar atención: cantidad de habitantes, de kilómetros cuadrados del territorio y de producto bruto. Países que tengan alguno de estos tres atributos son geopolíticamente importantes: más de 5 millones de kilómetros cuadrados de territorio, más de 200 millones de habitantes y más de 2 billones de dólares de producto bruto. Países que tengan dos y tres atributos, más importantes aún. Si la vara del producto bruto se levantara por arriba de los 2.500 millones, solo quedarían Estados Unidos y China.
Como dice el título de esta columna, To Bric, or no to Bric, that’s not the question. No es “o” sino “y”, es con la OTAN y también con los Brics.
Fuente: Perfil