Una mayoría social argentina se cansó del populismo y del discurso sobre las bondades de la izquierda, tal vez como consecuencia de 20 años en los que el kirchnerismo hizo las dos cosas con pésimos resultados. ¿Pruebas? Los cuatro principales candidatos presidenciales (Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Sergio Massa y Javier Milei) están muy lejos de las ideas que ejecutaron sin suerte los dos Kirchner. Massa es un hijo del liberalismo, aunque luego se volcó hacia un capitalismo más nacional y proteccionista como consecuencia de su relación personal con banqueros y empresarios beneficiados por el Estado. Su estrecha relación con un conocido banquero ya fallecido no fue desmentida nunca, como tampoco su actual amistad con Daniel Vila y José Luís Manzano, ambos beneficiarios de su política de actualización de tarifas. Esos dos empresarios son los dueños de Edenor desde 2020, cuando su anterior propietario, Marcelo Mindlin, les vendió la empresa distribuidora de energía eléctrica. Mindlin sabía que nunca lograría lo que ya lograron Vila y Manzano. El de Massa es un capitalismo chabacano, más pendiente de los amigos que de la sana competencia, pero alejado de la revolución bolivariana que promete su ahora mentora, Cristina Kirchner. Milei está en el otro extremo: su carácter desequilibrado preocupa más al establishment económico que su extremismo ideológico. Esa desconfianza se consolidará en los próximos días, cuando salga a luz un nuevo libro sobre Milei que se llama precisamente “El loco”; su autor, el periodista Juan Luís González, cuenta descabelladas anécdotas del líder libertario, como sus increíbles diálogos con célebres economistas ya muertos o sus inverosímiles encuentros con Cristo.individualmente aparezca primero Massa y que los candidatos de Juntos por el Cambio figuren en tercer y cuarto lugar. Podría no significar nada. En las últimas elecciones primarias para las legislativas de la provincia de Buenos Aires, en 2021, Diego Santilli no salió primero, pero ganó las generales porque la suma de las dos listas de Juntos por el Cambio había triunfado en las primarias. Es lo mismo que se observa ahora en las encuestas cuando se agrupa a los candidatos de los distintos espacios políticos.
que habrá serios obstáculos para una administración no kirchnerista, sobre todo si aspira a modificar seriamente las condiciones del país corporativo. El kirchnerismo tendrá, en tal caso, la adhesión (o la complicidad) de la izquierda y de los sindicatos para ganar en la calle lo que eventualmente perdió en las elecciones. En las formas de enfrentar esa amenaza se cifra la diferencia de fondo que comenzó a ventilarse entre Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta. Es cierto que era hora de que hablaran de los desacuerdos verdaderos entre ellos, pero también lo es que no era necesario que se comportaran como dos vecinas enfurecidas.
De cualquier forma, Massa debe todavía salir airoso de su último trance con el Fondo Monetario antes de las primarias. El viernes debió echar mano a los yuanes (además de la moneda del Fondo, los DEG, Derechos Especiales de Giro, que le quedaban) para pagarle un vencimiento de 2700 millones de dólares al organismo multilateral. Pero los yuanes son de los chinos (es la moneda de ellos) y alguna vez habrá que devolvérselos; es más deuda que el ministro de Economía está cargando sobre las espaldas del país. El gobierno de Alberto Fernández ya aumentó la deuda pública en más de 70.000 millones de dólares. Lo reconozca o no.
Fuente: Artículo de Joaquin Morales Solá para La Nación