A dos meses de anunciar la apertura de las importaciones de alimentos, el Gobierno argentino enfrenta retrasos significativos en la diversificación de productos en las góndolas de los supermercados. Las expectativas de una oferta ampliada con marcas internacionales aún no se han materializado, y los cambios se limitan principalmente al retorno de productos ya conocidos por los consumidores, como atún ecuatoriano y papas fritas de tubo paraguayas.
El proceso para importar y distribuir nuevos productos en el mercado argentino es más complejo y lento de lo anticipado, con tiempos que oscilan entre 6 y 12 meses para poner en marcha la rueda de importaciones. Este retardo se debe en parte a los desafíos logísticos y burocráticos, así como a la necesidad de ajustar los inventarios a las regulaciones locales.
La reaparición de ciertos productos que habían desaparecido de las estanterías en los últimos meses se ve como un paso inicial positivo, pero aún lejos del impacto que el Gobierno esperaba. Los supermercados trabajan para recuperar stocks previos más que para introducir nuevas categorías que puedan competir en precio y variedad con las ofertas locales.
Resumen: La promesa de una góndola argentina diversificada con alimentos importados se encuentra con obstáculos logísticos y burocráticos que retrasan su concreción. Los productos extranjeros que han llegado hasta ahora son principalmente aquellos previamente conocidos y no representan una expansión significativa del surtido disponible.