Expertos anticipan la posible prevalencia de «La Niña» y su impacto en las sequías a partir de septiembre de 2024.
El fenómeno climático «La Niña», conocido por sus consecuencias de sequía en diversas regiones, está pronosticado para regresar en la segunda mitad de 2024, según el último informe del Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA). Este evento forma parte del ciclo natural-global del clima llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que alterna entre el calentamiento (El Niño) y el enfriamiento (La Niña) de las aguas del océano Pacífico ecuatorial, teniendo un impacto significativo en las condiciones meteorológicas globales.
Después de un período marcado por El Niño, que trajo un alivio temporal a las sequías prolongadas en la región, los modelos climáticos sugieren un debilitamiento de este fenómeno hacia el final del verano y los primeros meses de otoño de 2024. Se espera una transición a una fase neutral del ENSO durante el trimestre de abril a junio, seguido por un enfriamiento que favorecería la emergencia de «La Niña» entre julio y septiembre, con más del 60% de probabilidad.
Este cambio hacia «La Niña» podría significar un retorno a condiciones más secas, aunque la variabilidad climática de los últimos años hace difícil predecir con exactitud el impacto en las precipitaciones. «La Niña» típicamente trae consigo períodos de sequía en contraste con «El Niño», que puede aumentar las lluvias en Sudamérica y, dependiendo de su intensidad, beneficiar o perjudicar la agricultura mediante la creación de inundaciones o el aumento en el caudal de los ríos.
La comunidad agrícola y los planificadores deben prepararse para la posibilidad de una sequía extendida y considerar medidas de adaptación y mitigación para proteger los cultivos y reservas de agua. La anticipación y el manejo adecuado de estos fenómenos climáticos son cruciales para minimizar su impacto en la producción agrícola y la seguridad alimentaria.
Extracto: Con la probable vuelta de «La Niña» a mediados de 2024, se anticipa un aumento en las condiciones de sequía, lo que plantea desafíos para la agricultura y la gestión del agua.