22 de abril de 2024 — En un giro dramático digno de una película de espías, la historia de Frank Olson, un químico y soldado que trabajó para la CIA, resurge con misteriosos tintes de encubrimiento y asesinato. Olson, parte del infame proyecto MK Ultra, murió en 1953 al caer de un hotel en Nueva York, un suceso que inicialmente se calificó como suicidio.
Desde entonces, la trama se ha espesado con revelaciones sobre drogas experimentales y control mental, llevando a acusaciones de homicidio tras una revisión forense años después. La CIA, en su época, no solo experimentó con sustancias como el LSD sobre sus propios agentes sin consentimiento, sino que también intentó usar estas técnicas para fines más siniestros, como asesinatos políticos. La muerte de Olson ha sido un foco de controversia, alimentado por los esfuerzos de su familia por desvelar la verdad y las peculiares circunstancias de otras muertes relacionadas, como la del ex director de la CIA William Colby.
Desarrollo: Frank Olson formaba parte de un contexto de guerra fría donde la CIA experimentaba con psicotrópicos en un esfuerzo por desarrollar técnicas de interrogatorio y control mental. La noche de su muerte, Olson estaba con un colega de la CIA, y su caída desde el decimotercer piso fue rápidamente etiquetada como un suicidio por las autoridades. Sin embargo, investigaciones posteriores y la persistencia de su familia sugirieron que fue lanzado desde la ventana, ya que presentaba un golpe contundente en la cabeza no atribuible a la caída.
Los esfuerzos de la familia llevaron a la exhumación de su cuerpo en los 90, revelando evidencias de un golpe en la cabeza y una posterior reevaluación del caso como posible asesinato. Estas acciones revelaron la existencia del proyecto MK Ultra y sus derivados, que buscaban manipular la mente humana a escalas escalofriantes. La familia Olson, después de décadas de litigios y confrontaciones, logró un reconocimiento parcial y una compensación económica, aunque la plena extensión de la verdad detrás de la muerte de Olson sigue siendo esquiva.