Sin detonante claro, el mercado chino enfrentó fuertes caídas, marcando su peor semana en años ante el temor y la desconfianza de los inversores.
La última sesión de la semana en las bolsas chinas estuvo marcada por una volatilidad extrema, con el índice CSI 300 y el Compuesto de Shanghái registrando fuertes caídas. La falta de un catalizador específico para el derrumbe del viernes no impidió que el pánico se apoderara de los inversores, agitados ya por la crisis del gigante inmobiliario Evergrande y la creciente desconfianza en el futuro económico del país.
La semana cerró con el índice CSI 300 perdiendo un 4,6% y el Shanghái Compuesto un 6,2%, sus mayores caídas desde 2022 y 2018 respectivamente. La crisis inmobiliaria, junto con el impacto de legislaciones estadounidenses sobre firmas chinas, ha contribuido a un ambiente de fragilidad que se agravó con la liquidación de Evergrande, evidenciando la profundidad de la crisis que arrastra la economía china.
A pesar de los esfuerzos del gobierno chino por estabilizar la situación mediante estímulos monetarios y promesas de mantener el gasto, la confianza de los inversores parece haberse evaporado. La continua disminución en el valor de las acciones utilizadas como garantía ha generado un círculo vicioso de llamadas de margen y liquidaciones forzadas, exacerbando la caída de los mercados.
El viernes, se observó un breve repunte que coincidió con flujos netos de inversión extranjera volviéndose positivos, aunque insuficientes para revertir la tendencia negativa de la semana. La intervención de fondos estatales, habituales en situaciones de crisis, se especula pudo haber jugado un rol en la estabilización momentánea del mercado.
Los inversores extranjeros, que habían mantenido una tendencia a la retirada, se convirtieron en compradores netos al final del día, agregando un giro inesperado a una jornada dominada por el pesimismo. Este cambio no logró, sin embargo, disipar el ambiente de pánico que recuerda a la crisis del mercado en 2015.
Extracto: La crisis de confianza en el mercado chino profundiza, marcando la peor semana para las bolsas en años ante temores de más llamadas de margen y la crisis inmobiliaria.